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¿Punk de nuevo?, ¿Kronen por fin?

Por Juan Santaner
Fundador Industrias Bala y miembro de Vancouvers
Producción artística y musical de Semana Kronen

 

Estos últimos días he escuchado a varias personas decir: “¡Pero si yo soy más Kronen que nadie!”. Y me ha hecho gracia. Me ha recordado demasiado a aquello de: “Yo estuve en París en el 68”. Si semejantes afirmaciones fueran ciertas, en París se habrían manifestado cuatro millones de personas y en Malasaña se habrían emborrachado por lo menos otros dos millones. Cada noche. Así que me temo que alguien se está tirando un farol y de los gordos.

Allá por el 92 (“Historias del Kronen” no se publicaría hasta 1993), Vancouvers habíamos editado dos discos y un servidor andaba todo el día por Malasaña: especialmente, en el Flamingo (con Rafa, Montse y Kiki), en La Vaca Austera (con Ramón), en El Sol de Mayo (con todos ellos y otros) … Menos, pero también, caíamos por La Vía Láctea, por el Malandro (¡ese Bólido!) … Pero por el Penta, la verdad, íbamos poco: era demasiado blando para nosotros, los punks. Y vimos a Australian Blonde un par de veces. Además, pinché con cierta frecuencia en el Flamingo. Algo menos en La Vaca Austera. También en el Moby Dick, pero creo que eso no es Malasaña. Ni Kronen.

Allá por el mismo 92, estábamos más preocupados (o no, la verdad) por ver si se consolidaba aquello que habían llamado el “Malasaña Sound” (Enemigos, Sex Museum, Pleasure Fuckers, Vancouvers, etc.). Pero al poco tiempo llegó el “noise pop” y lo sepultó todo. O casi todo. Sinceramente, en la burbuja del barrio no lo vimos venir. Ni lo entendimos mucho. Pero seguíamos siendo punks.

Kronen llegó más tarde, y todos empezamos a escuchar ese término y oíamos hablar continuamente de una “generación Kronen” que no nos sonaba a nada. Pero existía. Vaya si existía.

Vancouvers llegamos hasta el 1996. Luego toqué con Jet Lag. Para los amantes de la numerología, con idénticas cifras pero una década más tarde que la de aquellos “enanos intelectuales del rock” (como nos llamaban en algún fanzine del barrio): 1990-1996 y 2000-2006. Sin dejar de ir por Malasaña, por supuesto. ¿A dónde si no?

Mientras tanto, fui metiéndome en lo de ser manager. No de Huelva, pero casi. De Mallorca.

Primero, en Love To Art. Esa maravillosa aventura basada en traer a grupos estadounidenses, británicos, canadienses, australianos o suecos que nadie se atrevía a contratar: Gigolo Aunts, Radio Birdman, Matthew Sweet, Buzzcocks, Undertones, Steve Wynn, Hoodoo Gurus, Sloan, Ivy, Steve Earle, Big Soul… Una lista interminable.

Luego, en I’m An Artist, pude trabajar con Nacho Vegas, Christina Rosenvinge, León Benavente, Sidonie… Y fue un honor y una suerte ayudar a lo más granado, sin duda.

También tuve la fortuna de ser parte de festivales como el Sonorama, el Monkey Week, el Azkena. Y alguno más. Ahí siguen y siento que una parte de mí les pertenece. Y están en mi corazón.

Ahora, en Industrias Bala, he decidido convertirme en francotirador (¿punk de nuevo?, ¿Kronen por fin?), y me dedico en cuerpo y alma a artistas incorruptibles como Crudo Pimento, Pablo Und Destruktion, Doctor Explosión, La Costa Brava, Sofía Comas, Dan Millson, Side Chick… Y más. Como Francisco Nixon. Como Australian Blonde, a quienes vi hace treinta años en el sótano de El Sol de Mayo (donde ensayaba Manu Chao) y con quienes sigo trabajando a día de hoy. Milagros de la “industria” musical. Chup chup.

Ante todo lo cual, y vista la inmensidad de las pruebas que puedo presentar, he decidido que ¡yo sí que soy más Kronen que nadie! Y cada día más. Y nadie podrá refutarlo. Seguramente, ni mi amigo Mañas.

Así que es un placer absoluto poder estar participando de esta Semana Kronen y ser parte de su equipo, junto a Lorena Carbajo y toda la gente de Bala Perdida Editorial, y junto a José Ángel Mañas, mi alter ego (o algo así, con perdón) literario.

Yo soy Kronen. Más que nadie.

Nosotros somos Kronen.

 

Foto ©Roberto Almendral @r_almendral

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